La constancia y la fuerza de voluntad son fundamentales a la hora de seguir un plan nutricional, especialmente si está orientado a perder peso. Generalmente empezamos con mucha ilusión pero a medida que pasan las semanas las fuerzas flojean, en muchas ocasiones esta falta de voluntad coincide con que ya hemos perdido bastante peso y cada vez nos sobra menos tejido graso. Llegamos entonces a un temido punto en el que nos “estancamos” aparentemente la báscula dice que no estamos avanzando pero… ¿es realmente cierto?
Cuando llegue ese momento no debes desesperar, no podemos perder peso de manera lineal, no somos robots, dependemos de factores como la función tiroidea, los niveles de leptina, el estrés… unas semanas perdemos más y otras menos. A continuación te daré unos consejos que te ayudarán a superar esa etapa, seguir trabajando hacia tu objetivo y entender por qué puedes no estar perdiendo peso.
NO CONFÍES A CIENCIA CIERTA EN LA BÁSCULA
Aunque el número que nos indica cada semana no se mueva, no significa que no sigas progresando. Sé que nos negamos a créelo, pero que el peso se mantenga no siempre es un indicador de que estamos estancados. La báscula no entiende los cambios que sufre nuestro cuerpo, los líquidos que retenemos, si hemos perdido tejido graso pero tonificado tejido muscular, etc.
DORMIR BIEN
Dormir bien es fundamental para el funcionamiento de múltiples hormonas, incluyendo aquellas especialmente destinadas a la pérdida de peso. Si has tenido una mala noche, el peso al día siguiente también se verá afectado. Si no consigues perder peso y te has estancado es el momento de analizar detenidamente la calidad de tu descanso.
DIETA NO ADAPTADA A TUS NECESIDADES
Por lo general ocurren dos problemas con la dieta, el primero de ellos llega cuando utilizamos una tabla cogida de Internet, de amigos o familiares y la “adaptamos” a nosotros, a no ser que tengas los suficientes conocimientos, es probable que no lo hagas bien, por tanto al principio puede que funcione por el simple hecho de que supone un cambio de hábitos, pero en cuanto lleves unas semanas dejarás de progresar.
El segundo problema ocurre cuando has ido a un especialista y crees que esa dieta es “para siempre”. Por poner un ejemplo, si tu gasto calórico diario son 2300kcal, tu preparador te pondrá una dieta de 2000kcal (por decir algo) teniendo en cuenta que pretendes perder peso, mientras tu cuerpo gaste más de 2000kcal avanzarás, pero ¿Qué ocurre cuando te acostumbras? Necesitas ajustarla de nuevo, modificar alimentos, combinaciones, ajustar las calorías a tus necesidades actuales… en definitiva, revisar la dieta por completo y hacer una nueva o el progreso se detendrá.
NO AUTO ENGAÑARSE
Si tú mismo no lo tomas en serio, tu preparador no podrá hacer nada. Es una tontería que trates de engañarnos diciendo que has cumplido pero no bajas de peso. Si has dado el paso de recurrir a un profesional y te has comprometido con ello, debes demostrar la misma seriedad que el/ella ha demostrado. No te engañes, añadir una fruta donde no aparecía es hacer TRAMPA. Cambiar un alimento por otro donde no puede ser, añadir cacahuetes o pipas para ver una peli o ir al cine y comprar un paquete de palomitas puede echar a perder todo el trabajo de una semana.
CUIDADO CON LOS EXTREMOS
Puede que te hayas obsesionado tanto con perder peso que hayas reducido por completo los hidratos de carbono o eliminado totalmente las grasas. En ese caso estarías cometiendo un error, el cuerpo necesita de ambos macro nutrientes para funcionar correctamente y también para perder peso, la clave está en la cantidad que necesitas de cada uno de ellos.
Si te han gustado estos consejos por los que puedes estar estancado en tu perdida de peso no dudes en compartirlos, igualmente comenta si se te ocurren más.