El organismo es una máquina perfecta, que debe trabajar en sincronía para ofrecerle al cuerpo la capacidad de desarrollarse de la manera correcta y normal, necesitando que cada una de las células, tejidos, órganos y sustancias que en ella se encuentren, cumpla con específicas funciones para el avance de ciertos procesos moleculares.
De aquellas sustancias, las proteínas sobresalen debido a la importancia que tiene su trabajo, al ser ellas las encargadas de regular la conexión entre los órganos y las células, sintetizar las enzimas y algunas hormonas, e incluso, servir como impulso para en el cumplimiento de ciertos procesos orgánicos. Trataremos en este artículo la miostatina desde una explicación sencilla y al alcance de todos, pero a su vez clarificando muchas dudas que nos llegan.
De todas las proteínas que se pueden encontrar en el organismo, la miostatina es una de las menos conocidas y que menos atención tienden a captar, a pesar de ser aquella las que tienen un impacto directo en el crecimiento de los músculos, siendo en ocasiones inhibidas o suprimidas a conciencia con el fin de aumentar el volumen muscular.
¿Qué es la miostatina?
La miostatina es una proteína que produce naturalmente el organismo, es sintetizada por las células de aquellos músculos conocidos como músculos esqueléticos. Según el artículo realizado por Arce, Carneiro, Fernandes-Nocelo y Devesa publicado en el año 2005, llamado “La miostatina: un regulador autocrino/paracrino del desarrollo muscular”, desempeña “un papel fundamental en el control de la proliferación, diferenciación y supervivencia de las células musculares esqueléticas”, que “actúa de forma autocrina/paracrina al inhibir el desarrollo muscular”.
En otras palabras, esta proteína tiene un papel protagonista en el mantenimiento y crecimiento de los músculos, si esta se encuentra en niveles muy elevados, se presentan dificultades en el desarrollo muscular, por lo cual, si su producción es regulada de alguna manera, como se busca lograr, los músculos pueden llegar a crecer con mucha más rapidez.
La miostatina, fue bautizada en un principio como el GDF-8, factor 8 de crecimiento y diferenciación, si se traduce al español. Esta, fue descubierta en el año de 1997, en el momento en el cual un par de genetistas, McPherron y Lee, lograron identificar su gen modificador durante un estudio realizado con el ADN complementario, del pectoral de un ratón; este gen poseería 376 aminoácidos.
Este mismo gen, seria descubierto en el ser humano un año más tarde por Gonzales-Cadavid, mostrando ligeras diferencias con respecto a los encontrados en otros mamíferos y aves.
¿Cómo se activa y funciona la Miostatina?
En los seres humanos, esta proteína, está compuesta principalmente por 375 aminoácidos, de los cuales los primeros 266, el propéptido, se dividen, mientras que los 109 restantes se combinan, para así crear una especie de doble anillo; tras esto los aminoácidos divididos y los anillos se unen. Durante todo este proceso, se considera que la proteína está inactiva, siendo solamente activada en el momento en que el propéptido, se separa, juntándose con una molécula receptora fuera de la célula muscular, de estas solamente se han identificado 7; todo esto es posible gracias a una enzima llamada furina.
En palabras más técnicas, según los científicos anteriormente citados, la miostatina “se sintetiza en forma de un precursor inactivo que ha de ser procesado proteolíticamente para dar lugar a la forma biológicamente activa”. En el momento en el que esta proteína se activa, comienzan los procesos químicos de la célula, una etapa que sigue siendo un poco misteriosa para los científicos, pero que termina en una en la creación de nuevas proteínas musculares.
¿Qué función tiene la miostatina en el cuerpo del ser humano?
Como se explicó anteriormente, esta proteína es la encargada de regular de una manera negativa la masa muscular, siendo un agente antianabólico, que también contribuye en la acumulación de grasa en el cuerpo.
En otras palabras, el principal fin de la miostatina, es controlar el crecimiento de los músculos, la tonificación de ellos y la fuerza que puedan llegar a tener, buscando mantener la forma del cuerpo.
De esta manera, mientras mayor sea la cantidad identificada en los músculos esqueléticos, más difícil será ganar volumen muscular, llegando a existir la posibilidad de perder masa y deformar el cuerpo.
El bloqueo o la inhibición de la Miostatina
Debido al hecho, de que esta proteína «impide el crecimiento de los músculos», actualmente los especialistas se encuentran perfeccionando componentes que sirven para detener su producción, iniciando este proceso en el año de 2004, cuando fue descubierto el ACVR2B, un bloqueador de miostatina que se adhiere al lugar donde la propéptido y la célula receptora se unen, bloqueando su síntesis.
Este, resultó ser un primer acercamiento, debido a que todavía es incierto ante el desconocimiento de los efectos que este podría tener en las otras células.
Por otro lado, también se han descubierto anticuerpos contra esta proteína, uno de ellos llamado JA16, sintetizado y experimentado en ratones para la posterior síntesis el MYO-029, la adaptación para el ser humano, también probado en estos animales.
Estos anticuerpos, provocaron un crecimiento del 30% de la masa muscular y un aumento considerable de la fuerza de las ratas en tan solo 3 meses, con el suministro de 1 mg por cada kilogramo de peso. El éxito de esta primera fase, se demostró con el hecho de que tras la suspensión del medicamento, en 6 meses, los ratones volvieron a la normalidad.
A pesar de que los científicos se encuentran trabajando para la inhibición de esta proteína, algunos aseguran que existen maneras naturales de disminuir su síntesis, entre ellos, los ejercicios de levantamiento de pesas, siempre y cuando estas sean continuas, y una alimentación equilibrada, ya que cuando existe hambre, aumenta la síntesis de la miostatina y la de otros procesos catabólicos, relacionados con el aumento del cortisol.
¿Por qué inhibir la miostatina?
Usualmente, se tiende a pensar que la inhibición de la miostatina está únicamente relacionado con el aumento de la masa muscular y la disminución de la grasa corporal, buscando cuerpos más definidos y voluminosos, y aunque esto puede resultar en una de los principales ganancias, no es el único beneficio que ofrece la posibilidad de suprimir la síntesis de esta proteína.
La pérdida de musculo y la acumulación de grasa, puede llegar a estar íntimamente relacionada con enfermedades, condiciones genéticas y padecimientos crónicos que limitan el desarrollo y la calidad de vida de los seres humanos, como ocurre con el cáncer e incluso el sida.
De esta manera, la supresión de esta proteína puede ser capaz de contener o disminuir el avance de la degeneración de los músculos, existiendo una posibilidad de desarrollarlos y tonificarlos a pesar de los padecimientos.
Eso no es todo, ya que, ciertos tratamientos que se encuentran siendo estudiados con el fin lidiar con la Esclerosis Múltiple (EM), como el Ocrevus, se esperan tengan efecto en la síntesis de esta proteína, para de esa manera estudiar “los niveles de supresión de miostatina alcanzados y su potencial efecto para aumentar el volumen de masa corporal magra” según estableció Sandra Horning, responsable de la empresa Desarrollo Global de Productos de Roche, al periódico EcoDiario.