Muchas personas utilizan ambos términos indiscriminadamente para nombrar esa sensación que tenemos en el estómago cuando llevamos unas horas sin comer. Se trata de algo que todos conocemos pero ¿realmente tienes hambre o se trata de gula? ¿Sabemos diferenciarlo?
El hambre es una reacción de nuestro cuerpo, de la cual nos avisa el cerebro cuando no recibe en un determinado periodo de tiempo la cantidad de nutrientes necesarios que nos proporcionan energía. Para calmar esa sensación lo único que debemos hacer es comer proteína, hidratos y grasas en las proporciones correctas.
A diferencia de esto la gula o “apetito” no surge porque tengamos necesidad de nutrientes, sino que es una sensación parecida al hambre que nos empuja a comer sin motivo fisiológico alguno, únicamente por placer, “lo que se nos apetece”, y se puede activar únicamente con la vista o el olfato.
¿Cómo diferenciar ambos conceptos?
Fíjate en lo que te está pidiendo tu cuerpo, cuando tenemos hambre de verdad tu cuerpo te pide alimentos nutritivos que aporten energía, como un bocadillo, carne, un yogurt, un pescado, un plato de pasta, etc. A diferencia de esto la gula siempre te va a dirigir por los alimentos que más te gustan, patatas fritas, dulces, pipas, galletas, chocolate, etc. No te engañes, ¡NO tienes hambre!
Deja de justificar la gula con el hambre, esto es: “tengo hambre pero bueno, no me como un filete por comer la bolsa de patatas” NO lo hagas, sabes que no es lo que deberías comer y sabes que no te beneficia en absoluto. Sólo es tu cerebro tratando de engañarte.
Contrólate y piensa antes de actuar. Cuenta hasta 10 y sigue tu camino.
¿Puedo tener gula después de haber comido?
Si, aunque tus necesidades hayan sido cubiertas con la comida, tu cerebro puede guiarte a que le aportes aquello que únicamente le genera satisfacción. Simplemente intenta sentir placer haciéndote creer que necesitas eso.
A partir de ahora, piénsatelo dos veces la próxima vez.